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La pérdida de empleos no ha tocado fondo: empresas medianas y grandes con tasas de cierre más altas

En tan solo tres meses se han perdido 1 millón de empleos, las medidas tomadas no han evitado la profundización de la caída.

Por David Cervantes Arenillas

La paralización económica derivada de la pandemia del COVID-19 y su efecto negativo sobre la oferta y demanda interna y global continúan afectando de manera severa al mercado de trabajo. De acuerdo con lo reportado por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) el empleo formal presentó en mayo una caída interanual de (-)3.9%. El empleo eventual ha sido el más afectado con una reducción en el nivel de empleo de (-)10.2% AaA, ubicándose en el menor nivel desde julio de 2001; por otro lado, el empleo permanente también se ha visto fuertemente afectado presentando una tasa interanual de (-)2.9%, que en términos de estructura productiva tiene un mayor impacto, ya que este tipo de empleo representa una pérdida de capital humano y rompe las trayectorias laborales de los trabajadores que por lo general son los más productivos.

Uno de los aspectos que hemos señalado de manera reiterada es que nos encontramos en un escenario de recesión o crisis económica diferente a otras que hemos experimentado en la historia reciente, esto es notorio simplemente al observar la intensidad y velocidad de su impacto sobre el mercado de trabajo, ya que en solo tres meses se han perdido más de 1 millón de empleos -ver gráfico 3, una destrucción absoluta mes a mes que supera las crisis 1994 y 2008-09, cuando los máximos de empleos perdidos en variación mensual no superaron los 193 mil y 327 mil empleos respectivamente (para más ver). Cabe señalar que hasta el momento la pérdida de empleos de la crisis de 1994 sigue siendo mayor en relación al tamaño del mercado de trabajo; sin embargo, dado el grado de afectación de la paralización de la economía, la incertidumbre sobre la reapertura económica -que podría darse de manera generalizada hasta finales del 3er trimestre del año-, así como un escenario de reactivación lenta de la demanda -a pesar de la apertura- y aunado a la falta de estímulos suficientes o bien focalizados para reactivar la economía nos hacen prever que la afectación del mercado de trabajo en el mediano y largo plazo puede ser mucho mayor, cuya recuperación podría extenderse hasta inicios de 2024 o más en la medida que se profundice la caída.

Una desaceleración de la pérdida de empleos no representa que se ha superado lo peor …

Dados estos resultados, el saldo de la pérdida empleo formal de enero a lo que va del año es 838 mil, que borran prácticamente la creación de empleos de 2.5 años, ubicándonos 29 meses atrás en niveles que se tuvieron a inicios de 2018. Cabe señalar que la pérdida neta mensual de empleo fue menor respecto al mes de abril, sin embargo, esto no necesariamente representa que la intensidad de la caída y la pérdida de empleos se empiece a frenar, ya que de manera progresiva las empresas se verán cada vez más afectadas por el cierre de la economía y por la dinámica de reactivación de la demanda de producción que consideramos será lenta, esto corroborado con los resultados del Índice de Consumo de BBVA Research que continúa mostrando tasas negativas durante junio (para más ver). Por lo anterior se prevé que en los siguientes meses continuarán presentándose variaciones mensuales negativas del nivel de empleo y un ajuste importante durante el mes de diciembre.

 

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