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Destacan expertos rol de conservación en desarrollo de comunidades

Impulsa SADER transición a un modelo agroecológico.

El Instituto de Recursos Mundiales México (WRI Mexico, por sus siglas en inglés) cerró este jueves la Semana de los bosques de la iniciativa Revolución Sostenible con un conversatorio que tuvo como tema central identificar propuestas de acción que contribuyan a mejorar la situación de las comunidades en las regiones rurales en el corto y mediano plazos.

El conversatorio titulado Alternativas de acción en las regiones rurales ante la crisis fue moderado por Leticia Merino, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Autónoma de México (UNAM), y arrancó con una introducción al tema de  Javier Warman, director de Bosques de WRI México.

Merino explicó que el conversatorio, el segundo de la semana, partiría de las conclusiones arrojadas en el primero, en el que líderes ejidales y de comunidades forestales de Oaxaca, Quintana Roo, el Estado de México y Durango hablaron de los desafíos que han enfrentado durante la pandemia, y las posibles líneas de solución que podrían emplear.

Los panelistas mencionaron entre esas líneas de solución la necesidad de expandir sus mercados y oferta de productos y revitalizar sus economías locales con el objetivo de no depender tanto de insumos externos y para asegurar una fuente de ingresos en sus comunidades.

Lina Pohl, representante en México de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) resaltó la importancia crucial de estas comunidades no sólo en términos ambientales por generar oxígeno y agua, sino también porque en ellas habitan más de 11 millones de personas, de las cuales el 90% viven en localidades altamente marginadas.

“Las comunidades indígenas son las que controlan alrededor del 40% de los bosques y las zonas de mayor biodiversidad del país. Estas comunidades se robustecen precisamente por su nivel de organización, articulación, y tienen una capacidad extraordinaria de organización y para generar servicios ambientales para todos”, contó.

Pohl también resaltó el hecho de que estas comunidades son el primer frente en la lucha contra incendios forestales, y también quienes se aseguran que los animales silvestres no tengan interacción con los espacios urbanos, que fue uno de los factores involucrados en crear esta pandemia y las pandemias que están por venir.

“Las comunidades son y tienen que seguir siendo apoyadas, fortalecidas, pues su aporte es extraordinario, no sólo protegen la biodiversidad, sino que lo hacen para la gente… es necesario que cuenten con la liquidez para resolver sus necesidades urgentes, que se generen créditos para empresas comunitarias y se aprueben mecanismos innovadores”, sugirió la representante de la FAO.

Mariana Bellot, asesora regional para América Latina de la Iniciativa Finanzas de Biodiversidad, BIOFIN, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), coincidió en la necesidad de generar créditos para las empresas comunitarias. En Concreto, sugirió la adopción de capitales mixtos, los cuales combinan inyecciones de la banca de desarrollo con créditos de la banca internacional, con el fin de reducir la tasa de interés para los productores que trabajan de manera sustentable.

“México tiene una gran oportunidad en eso. Hay que abandonar esta idea que el campo debe trabajar por medio de subsidios e introducir más instrumentos financieros”, dijo Bellot.

La asesora de la ONU consideró que la actual crisis nos permite revalorar cómo hemos estado diseñando los mercados del sector forestal y de la producción de alimentos, y consideró positivo que las comunidades voltearan al consumo local, pues ello reduce la participación de intermediarios.

Arturo Argueta, Subsecretario de Planeación y Política Ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), comentó que en la Secretaría están convencidos de que el sector forestal es uno de los que tiene mayor potencial para impulsar la conservación de los recursos y a la vez generar empleos. Sin embargo, explicó, algunos de los problemas que enfrenta son los altos costos de oportunidad, un bajo nivel competitivo técnico-industrial y en infraestructura y una escasa diversificación.

Argueta dijo que desde la Secretaría proponen, entre varias medidas, integrar el manejo forestal, revertir las sobrerregulaciones, continuar con el pago por servicios ambientales, impulsar los proyectos ecoturísticos, incentivar las áreas voluntariamente destinadas a la conservación, recuperar los mercados forestales que ya tenían – como el uso de la manera en la construcción de viviendas-, y destinar recursos financieros de distintas fuentes para apoyar a los jóvenes de dichas regiones.

Héctor Robles, director general de Logística y Alimentación de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), comentó que una de las medidas que implementan a nivel federal es la transición de la llamada revolución verde al modelo agroecológico. Lo que esto implica, explicó es ver a los productores como sujetos sociales y la construcción de saberes con innovación tecnológica.

“Tenemos 8 mil escuelas de campo en las parcelas de los productores. El segundo elemento es que vemos al suelo como algo vivo… lo que implica una serie de prácticas para recuperar la capacidad productiva del suelo”, explicó.

Robles también consideró clave producir localmente la mayoría de los insumos que usan los productores, pues aseguró que no basta con ser autosuficiente en la producción de alimentos.

En representación de las visiones gubernamentales locales, Alfredo Arellano, Secretario de Medio Ambiente del Estado de Quintana Roo, agregó que algunas de las posibles líneas de solución son revisar y apoyar la infraestructura marginal de las operaciones forestales, reforzar los caminos que llevan al acceso a las áreas de corta y madera y pensar en que exista la infraestructura requerida para transformar la madera desde las mismas zonas de corta.

“Para ello es necesario desarrollar una mayor capacidad empresarial en los ejidos y comunidades y revisar si las figuras morales que están son las adecuadas, y ello implica establecer mecanismos de desarrollo forestal y de servicios”, dijo.

La Semana de los bosques está enmarcada dentro de la iniciativa Revolución Sostenible: diálogos para la recuperación, la resiliencia y la equidad, la cual pretende generar una conversación multisectorial hacia una recuperación pospandémica que nos lleve a una sociedad más resiliente a desastres y enfermedades, más justa y equitativa y cuidadosa del medio ambiente.

 

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