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La segunda ola de contagios y el riesgo de deflación en Europa

Por: Philippe Waechter, Director de investigación económica en Ostrum Asset Management, filial de Natixis IM

Las nuevas medidas de contención / toque de queda van a influir en el impulso de la actividad económica. La incertidumbre va a crear un ánimo de esperar y ver. Aunque no tienen nada que ver con el confinamiento general de la primavera, estas medidas van a limitar el impulso al crecimiento con el riesgo de una variación negativa en la actividad en el último trimestre del presente año. Esto refuerza el riego de una deflación ya que la política monetaria se ha vuelto condicionada por las políticas gubernamentales, las únicas capaces de estimular la demanda.

Las medidas de contención / toque de queda adoptadas en muchos países europeos cuestionan la dinámica de la recuperación económica. Después de la caída del segundo trimestre y el repunte del verano, se esperaba que el último trimestre de 2020 fuera el inicio de una convergencia hacia un crecimiento más normalizado. INSEE, el instituto de estadística francés, esperaba un crecimiento trimestral de 1% en su reporte económico del 8 de septiembre. Debido al incremento en el número de infecciones, el 6 de octubre esta cifra fue rebajada a 0%. Desde entonces, debido a la implementación de medidas restrictivas en Francia, Alemania, España, Italia y Gran Bretaña, es probable que las cifras sean negativas para los últimos 3 meses del año.

La situación no es específica de Europa. Un tercer aumento en el número de casos de infección emerge ahora en EEUU. Los países desarrollados podrían por tanto registrar una discontinuidad en la recuperación.

La renovada incertidumbre conllevará a más cautela, las limitantes impuestas en los sectores de la restauración, entretenimiento y turismo van a influir en la recuperación y por tanto en el nivel de la actividad. Esto no va a animar a los hogares a reducir sus ahorros. Como sugiere el informe reciente del Consejo Frances de Análisis Económico, mantener el ahorro a niveles máximos después del confinamiento solo fue un logro de los hogares con altos ingresos que ya no registraron demasiado gasto social. Este fenómeno observado desde el inicio del confinamiento podría fortalecer y limitar la demanda global.

Además, la renovada incertidumbre no va a alentar a las empresas a apresurarse a dirigir gasto en inversión. Este fenómeno, que puede observarse en los principales países de Europa, se verá fortalecido porque el comercio entre todos estos países quedará en modo reducido. La falta de impulse interno o externo de los principales socios comerciales dentro de Europa es una situación conducente a una contracción en la actividad en el último trimestre del 2020.  Anticipo un -0.5% en Francia y en la zona Euro.

El impacto macroeconómico

La desaceleración en la actividad y postposición de la normalización del crecimiento va a resultar en un deterioro del mercado laboral y en un incremento en la tasa de desempleo. En cuanto a la gráfica, las presiones  deflacionarias van a incrementar. En específico, que los sectores más afectados por las medidas sanitarias también son aquellos para los cuales la dinámica de precios es la más frágil. La inflación podría por tanto continuar su deterioro cuando ya está en un nivel mínimo histórico de 0.2% en septiembre. Las presiones deflacionarias podrían también incrementarse debido a los niveles tan bajos en los precios del petróleo ya que la demanda del combustible es más débil.

La contribución negativa del sector energía seguirá siendo negativa. Estamos a la espera de información sobre la estrategia de la OPEP en los próximos días, pero ya hemos visto que la caída en la producción en EEUU ha hecho imposible el inicio de una subida de precios.

Un escenario macroeconómico degradado 

El mercado laboral en el cual el poder de negociación de los empleados se ve degradado debido al incremento en la tasa de desempleo junto con una muy baja inflación subyacente resulta en un incremento salarial muy bajo. Esto generará el riesgo de una dinámica deflacionaria. La normalización del crecimiento podría posponerse en algún punto.

Este fenómeno es ahora más preocupante debido a que, en las encuestas, los hogares dicen querer ahorrar más. Estos indicadores marcan, en la zona euro, un nivel máximo. Esto debilita la dinámica de la demanda y refuerza la condición deflacionaria del periodo actual.

¿Qué política económica?

En una entrevista con el periódico griego Kathimerini, Fabio Panetta, del BCE, indica que la situación económica y la del Banco Central están condicionados por la evolución de la pandemia. En vista de la evolución actual de la pandemia, el retorno a una situación pre crisis tardaría más de lo esperado, probablemente no hasta 2022. Este punto es más preocupante ya que Panetta anticipa que la inflación podría quedar por debajo del pronóstico del BCE. Sin embargo, esto ya francamente no puede corregirse. El banco central deberá incrementar la cantidad de compra de activos, pero no puede hacer más. Deberá apoyar a la política fiscal. Esto será para estimular la demanda, el instrumento apropiado para evitar la deflación.

Philippe Waechter
Director de investigación económica en Ostrum Asset Management, filial de Natixis IM
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