En el 2000 conocí a Arturo Rivera en el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes, en el museo del reciento se presentaba «Arturo Rivera. El rostro de los vivos», conocerlo fue impactante porque había leído acerca de su obra y de su vida, ambas intensas, demasiado intensas, Sin embargo el pintor me pareció extraordinario, intenso, provocador y con muchas anécdotas que marcaron cada instante de su paso por este mundo.

En ese encuentro en Bellas Artes me dio un recorrido por la exposición y me explicó cada obra que colgaba de las paredes del museo, recuerdo autorretratos con miradas duras, algunas perdidas, recuerdo eran impactantes las imágenes, plasmaba con gran destreza emociones, expresiones que a mi me pareció, en particular con la muestra, antes mencionada, eran sus demonios los que bailaban en cada lienzo y parecían pedir ayuda…. cuando leí que había intentado suicidarse en dos ocasiones comprendí el significado de esos autorretratos.

Después de contemplar esa reveladora exposición fuimos a tomar un café a los Azulejos, en esa ocasión, como en muchas otras que lo ví, estaba muy contento porque no había llegado solo, iba a compañado de una hermosa mujer, de figura espigada a la que no podía dejar de abrazar…..tuve que hacerle muchas buenas preguntas para atrapar su atención y que me respondiera….. a ciencia cierta, en este momento no recuerdo las respuestas de esa entrevista, sé que fue muy buena e  interesante, en ese entonces publicaba en la revista Época de México y con gran desplegado lucieron cada una de sus obras seleccionadas.

Tiempo después, cuando tuve la inquietud de montar una exposición del maestro Rivera en el municipio de Tlalnepantla y fui a tomar un café con él a su casa en la Condesa, en la calle de Amatlán, estaba recién operado de la próstata, eso no impidió que me recibiera, por un par de horas platicamos y recuerdo que estaba encantado con la idea de la exposición, me dijo: «Te presto toda mi obra que quieras, todos mis cuadros están en manos de coleccionistas, pero no hay problema por prestármelas, solo se paga el seguro y puedes montar esa muestra». No se realizó la muestra porque como suele pasar el presupuesto para cultura se lo había terminado quienes habían estado en la parte de cultura del municipio,,, fue una pena que no se hiciera.

El maestro Rivera se mudó a vivir a Austin, Texas y dejé de verlo varios años. Lo volví a ver en su casa,una hermosa construcción art decó amplia, iluminada con unas escaleras realmente maravillosas…

Hoy se fue el pintor mexicano Arturo Rivera, quien falleció, según me informó una amiga en común que al parecer fue un derrame cerebral y que su hija se encargaría de cremarlo, no habría oportunidad de despedirlo por la pandemia, la autoridades culturales del país, el Instituto Nacional de Bellas Artes, han prometido un homenaje póstumo y en un comunicado oficial dieron el pésame a la comunidad artística y a su familia. “Lamentamos el sensible deceso del reconocido artista Arturo Rivera, quien deja un trascendente legado en la plástica del país. Expuso en el Museo del Palacio de Bellas Artes y ganó el Primer Premio en la II Bienal de Beijing, China”.

El gran Arturo Rivera nació en 1945 en la Ciudad de México. Estudió pintura en la Academia de San Carlos entre 1963 y 1968 y procesos de serigrafía en la Escuela de Arte City Lit en Londres. Pasó ocho años de su vida en Nueva York donde, entre cocinas, trabajos de albañilería y fábricas de pintura, logró sacar adelante su vocación artística. Luego, en 1979, se convirtió en asistente del artista alemán, Max Zimmerman.

Tiempo después regresaría a México invitado por el Museo de Arte Moderno, donde realizó su primera exhibición y desde entonces tuvo la oportunidad de presentar sus obras en Nueva York, Puerto Rico, La Habana, Múnich, Medellín, Roma, Berlín, París, Tokio, Londres, Polonia, entre otros lugares.

El Instituto Nacional de de Bellas Artes y Literatura señaló que Arturo Rivera deja un trascendente legado en la plástica del país y recordó que en 2005 ganó el Primer Premio en la II Bienal de Arte de Pekín, China con el óleo Llegando a Nueva York, que ahora pertenece a la colección del Museo Nacional de Arte de ese país.

Un grande se adelantó en el camino y su obra, gran legado no solo para México, sino para el mundo nos recuerda con que todos somos reales y eso plasmo en su trabajo la realidad del ser humano muy humano quien vivió intensamente.