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El impacto del Brexit

Por Aline Goupil- Raguénès. Estratega de países desarrollados de Ostrum Asset Management, filial de Natixis IM

Londres y Bruselas finalmente llegaron a un acuerdo sobre un tratado comercial in extremis para evitar el caos de un «Brexit duro». Dicho tratado de libre comercio acotado no impide el regreso de los controles aduanales, lo que genera importantes alteraciones comerciales. Más allá de un impacto inmediato que va a intensificarse, las consecuencias del Brexit serán duraderas y significativas para el crecimiento británico.

En un tiempo récord, solo 9 meses, Londres y Bruselas lograron finalmente llegar a un acuerdo comercial el 24 de diciembre, unos días antes del final del período de transición y la salida efectiva del Reino Unido de la Unión Europea. Si bien el «Acuerdo Comercial y de Cooperación» tiene como fin reducir el impacto de la salida del Reino Unido del mercado único y la unión arancelaria, este tratado cubre solo un número limitado de áreas y prepara el camino para un largo período de negociación.

¿Qué hay en este acuerdo comercial?

Tratado de libre comercio de bienes

El elemento principal es el tratado de libre comercio de mercancías, que evita la imposición de aranceles y cuotas. Sin embargo, requiere de una condición, como en todos los acuerdos de libre comercio. Con el fin de exentar aranceles, las mercancías deben cumplir con las reglas de origen, es decir, contener un cierto porcentaje de componentes o materiales fabricados en el Reino Unido y/o la Unión Europea. Esto para evitar que terceros países se beneficien del acuerdo. Esta norma obliga a determinadas empresas a modificar su proceso de producción aumentando el contenido que se produce localmente o reubicando total o parcialmente su producción en la Unión Europea para no sufrir aranceles adicionales.

Pero si este acuerdo evita la introducción de aranceles y cuotas, no puede evitar una pérdida de fluidez en el intercambio comercial resultante de la salida del Reino Unido de un mercado y unión arancelaria únicos. Desde el 1 de enero han vuelto a aparecer los controles aduanales entre Reino Unido y la Unión Europea. Las empresas deben cumplir con trámites como declaraciones de importación y exportación, pedimentos etc.

Estos son más restrictivos en el caso de productos perecederos y animales vivos ya que también se deben realizar controles sanitarios y/o fitosanitarios. Dado que no existe un reconocimiento mutuo de los organismos responsables de dichas certificaciones, la Unión Europea realiza estos controles en el Reino Unido. Todos estos controles generan tiempo adicional y costos no arancelarios que pueden aumentar significativamente el precio de una mercancía.

Cooperación en pesca

El acceso a las aguas territoriales británicas, objeto de una intensa actividad pesquera, fue uno de los puntos conflictivos en las negociaciones, ya que la pesca representa 0.1% del PIB británico. Boris Johnson lo convirtió en el símbolo de la renovada soberanía británica y Europa no deseaba un acuerdo comercial a cualquier costo. Finalmente, las cuotas de pesca de la Unión Europea disminuirán gradualmente. Los europeos devolverán 25% de dichas cuotas en cinco años y medio, ante el 60% que inicialmente requerían los británicos. A partir del verano de 2026, las cuotas se renegociarán anualmente.

Marco de reglas de competencia

El Reino Unido y la Unión Europea están comprometidos con altos estándares comunes en las áreas de derechos sociales, derechos laborales y ambientales, combate al cambio climático. La Comisión Europea también ha establecido una serie de principios detallados sobre ayudas estatales. Esto se dirige a evitar el surgimiento de la competencia desleal al prohibir el uso de dumping y subsidios estatales masivas. La Unión Europea tuvo que renunciar a una alineación dinámica de las normas que hubieran obligado al Reino Unido en particular a implementar los cambios regulatorios llevados a cabo por la Unión Europea.

Un mecanismo de gobernanza

En caso de incumplimiento de uno de los elementos del acuerdo, la parte afectada podrá imponer derechos aduanales a la otra, siempre que sean proporcionales al daño ocasionado. Estos derechos pueden imponerse a mercancías que no sean las que no cumplieron con el Acuerdo. Se puede solicitar un panel de arbitraje independiente, en particular ajeno al Tribunal de Justicia de la Comunidad Europea.

El acuerdo comercial se revisará cada 5 años. Ambas partes pueden solicitar la renegociación parcial del tratado y un término incluye su terminación definitiva.

Lo que no incluye el Tratado…

Ningún acuerdo para el sector servicios, incluidos los servicios financieros

Este acuerdo comercial cubre casi exclusivamente bienes y no servicios, en particular los servicios financieros que representan 7% del PIB, a diferencia de la pesca. Si bien el Reino Unido tiene un déficit comercial con la Unión Europea debido al comercio de bienes (- £ 96.7 mil millones en bienes en 2019), tiene un superávit en el comercio bilateral de servicios. Las exportaciones de servicios en 2019 ascendieron a £123.7 mil millones comparado con £106.1 mil millones para las importaciones.

Al salir de la Unión Europea, las instituciones financieras británicas pierden el pasaporte europeo que les permitía el acceso a todos los clientes en el Viejo Continente. Para que puedan operar en el mercado de la UE, ahora tienen dos opciones que resultan en un acceso mucho más limitado.

Para vender sus servicios en un país de la UE, las instituciones financieras británicas deben trasladar su sede corporativa o establecer una filial ahí y cumplir con la normativa vigente en el país. Las reubicaciones empezaron desde el referéndum de junio de 2016, en particular por parte de los grandes bancos, cuya escala está resultando insuficiente (7,500 puestos de trabajo, según la firma Ernst & Young, o menos de 2% de los puestos de trabajo en el sector de servicios financieros).

La segunda posibilidad son las equivalencias

Estas se deciden unilateralmente por cada una de las dos partes y tienen como fin reconocer si un sector cumple con los estándares regulatorios vigentes en la economía. A diferencia del pasaporte europeo, estas solo cubren un espectro limitado de servicios y la Unión Europea puede terminarlos en cualquier momento, sobre aviso con un mes de anticipación, lo que representa una fuente de incertidumbre y volatilidad. Por el momento, la UE ha concedido solo dos equivalencias, de las 39 existentes, para evitar grandes disrupciones después del Brexit. En particular, se refiere a las cámaras de compensaciones de Londres para poder continuar procesando las transacciones realizadas en la UE por un período de 18 meses.

Esto es bastante limitado comparado con el número de equivalencias otorgados a otros socios comerciales (23 para Estados Unidos). Por otro lado, el Reino Unido otorgó varias decenas a la UE en noviembre pasado.

A finales de marzo, se espera que el Reino Unido y la Unión Europea emitan sus conclusiones respecto a un memorando de entendimiento sobre cooperación regulatoria en el sector de servicios financieros. Por otro lado, la Unión Europea no tiene prisa por otorgar equivalencias a las instituciones financieras británicas y ha dicho que solo las otorgaría si era lo mejor para sus intereses. Antes de decidir acerca de 28 equivalencias, la Unión Europea también quisiera tener más datos sobre cómo el RU pretende cambiar la regulación en el futuro. El Reino Unido, por su parte, ha indicado que no está dispuesto a aceptar este reconocimiento mutuo a toda costa. El gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, ha dicho que las demandas de la UE no eran realistas. Para los británicos, se trata de que no les impongan las reglas del Viejo Continente.

Las consecuencias ya son visibles

Caída de las exportaciones del Reino Unido a la UE

De acuerdo con la asociación de transportistas, las exportaciones a la Unión Europea disminuyeron 68% durante el mes de enero debido a las restricciones al traslado de bienes provocadas por los controles de aduana. Esta cifra fue considerada consistente por el director de la Asociación de Puertos Británicos.

Además, entre 65% y 75% de los vehículos de carga pesada ​​que regresan del Viejo Continente volverían vacíos a la Unión Europea debido a las dificultades de abasto y al hecho de que algunas empresas han suspendido sus exportaciones a la UE.

La asociación destaca, en particular, la falta de personal calificado en las fronteras para apoyar a las empresas con los distintos trámites (10,000 agentes disponibles vs los 50,000 necesarios).

La Cámara de Comercio Británica también reveló que la mitad de los exportadores (49%) estaban experimentando dificultades relacionadas con el Brexit. Esto se traduce en trámites burocráticos, retrasos, costos adicionales y falta de claridad sobre las reglas a seguir. Las pequeñas empresas son las más afectadas.

Sin embargo, estas dificultades se intensificarán en los próximos meses. Se concedió una prórroga de seis meses a las empresas británicas con el fin de dar tiempo para su adaptación. A partir del 1 de julio, Reino Unido realizará controles aduanales completos a las importaciones de la UE, lo que alargará los plazos de entrega. A las empresas les preocupa que la infraestructura necesaria para llevar a cabo estos controles lo más pronto posible no esté lista a tiempo. Además, el volumen comercial se redujo aún más en enero debido al almacenamiento masivo a fin de año por parte de las empresas, en anticipación a las alteraciones relacionadas con Brexit, y a las nuevas restricciones impuestas por el gobierno. La desescalada de las restricciones sanitarias irá acompañada de un repunte en la actividad y el comercio en un momento en que los controles aduanales se volverán más estrictos, lo que probablemente generará fuertes tensiones. En particular, la Cámara de Comercio Británica ha solicitado al gobierno que amplíe este período de exención y proporcione apoyo adicional a las empresas. El gobierno acaba de anunciar un fondo de £20 millones para la pequeña empresa afectada por las restricciones del Brexit y ayudarlas a enfrentar los controles sobre las importaciones británicas que tendrán efecto a partir del 1 de julio.

Debido a estos costos adicionales, algunas empresas han indicado que ya no exportarán a la Unión Europea ni al Reino Unido, otras tendrán que reubicar su actividad total o parcial para evitar las limitaciones relacionadas con el Brexit. Irlanda, por su parte, está incrementando significativamente los lazos marítimos directos con la Unión Europea para que los vehículos de carga pesada ya no pasen por el Reino Unido y evitar así la carga administrativa de los controles fronterizos.

Aline Goupil- Raguénès
Estratega de países desarrollados de Ostrum Asset Management, filial de Natixis IM
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