El Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos informó que a partir del 15 de mayo emitirá boletines y avisos sobre la formación de ciclones en el Atlántico Norte, es decir, dos semanas antes de que empiece normalmente la temporada. Lo anterior, debido a un aumento en la actividad y la formación de este tipo de fenómenos en los últimos años.

En coincidencia, en el documento “North Atlantic Hurricane Season 2020” de AXA Climate encontramos que, contra toda predicción, al 20 de noviembre del año pasado, la Organización Meteorológica Mundial registró 31 tormentas, cifra que superó su propio pronóstico y que la dejó sin opciones para nombrarlas.

“Después de que los 21 nombres oficiales fueron atribuidos a los ciclones tropicales previstos en 2020, los centros de pronóstico tuvieron que utilizar letras del alfabeto griego para nombrar a los restantes, por segunda vez en la historia después de 2005”, se menciona en el informe. Cabe señalar que, de las 31 tormentas contabilizadas en el Atlántico Norte en el referido periodo, Delta y Eta fueron las que causaron más pérdidas humanas y materiales en nuestro país.

Los fenómenos naturales, incluidos los huracanes, son fenómenos en evolución y, en la actualidad, muchas organizaciones están un paso atrás para abordarlos, se advierte en el documento. El año pasado, 28 eventos hidrometeorológicos –14 tormentas o huracanes y otros 14 por lluvias, inundaciones, tornados, granizo y frentes fríos–, generaron 2400 siniestros de daños en AXA México; el costo de todos ellos superó los 1,200 millones de pesos.

En el mismo “North Atlantic Hurricane Season 2020” de AXA Climate, la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción de los Riesgos Naturales apunta que, si bien hay avances en la protección de las comunidades vulnerables susceptibles de sufrir daños por los diversos fenómenos naturales, aún debemos mejorar la eficacia de los sistemas de alerta temprana, de preparación y respuesta.

La mayoría de las empresas no consideran los fenómenos naturales en sus planes de protección, y las que lo han hecho, generalmente lo limitan al aspecto de la prevención. En este contexto, lo recomendable es ligar los planes de protección contra fenómenos naturales a una lógica de anticipación, seguimiento y resiliencia; lo que permitirá una recuperación en menos tiempo con la menor pérdida financiera, humana y material.

Por ejemplo, Fundación AXA México ya atiende esta recomendación en la reconstrucción de 60 viviendas en las comunidades Palmito del Verde y Cristo Rey en Escuinapa, Sinaloa, que fueron afectadas por el huracán Willa en 2018. Esta iniciativa es desarrollada bajo el modelo de comunidad resiliente, que fue desarrollado en conjunto con la Alianza del Sector Privado para Sociedades Resilientes ante Desastres (ARISE).