¿Será posible que en un futuro cercano la riqueza de un país considere la cantidad de agua limpia que posee en su territorio? Suena a ciencia ficción, y si bien parece tan alejado de la realidad, más cuando consideramos variables como el crecimiento de la población y con ello su demanda de este líquido vital, es algo que cada día es más factible.

Nuestro país no es ajeno a la problemática global de la escasez de agua y por eso es necesario conocer un concepto clave como es el estrés hídrico, el cual se refiere a la cantidad de agua que se extrae de fuentes subterráneas y superficiales, esto en comparación con el volumen disponible.

Es decir, en términos más sencillos, el estrés hídrico se presenta a medida que la demanda del agua potable es superior que la cantidad disponible, en ese sentido, la calidad del agua no es segura para el consumo humano.

De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), en México el área más preocupante es la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), la que en su conjunto suma casi 22 millones de habitantes. Esta región, según el organismo, es la que presenta el mayor estrés hídrico del país.

Para las empresas de los diferentes sectores productivos esta situación no puede pasar desapercibida, tomando en cuenta que muchas de sus operaciones cotidianas involucran consumo y uso de agua.

En la industria inmobiliaria, por ejemplo, el agua es un bien insustituible para actividades como el funcionamiento propio de edificios, limpieza y riego, entre otros usos, por lo que es relevante impulsar métodos efectivos que además de ayudar al cuidado del agua también contribuyan a generar conciencia sobre la gravedad de su escasez.

La tendencia de reducir el impacto ambiental es una de las máximas para muchos actores del sector de los bienes inmuebles que apuestan por el uso racional de los recursos naturales. Para FUNO (Fibra Uno) que encabeza André El-Mann, el recurso hídrico forma parte relevante de sus acciones sustentables con la finalidad de fomentar su uso eficiente y reúso sostenible en las operaciones de sus inmuebles.

Por ejemplo, 70% de sus plazas comerciales cuenta con plantas de tratamiento; es decir, el agua tratada, cumple con la normativa nacional aplicable, además es monitoreada de manera constante y se envía a riego, se inyecta al subsuelo o bien se reenvía al sistema de drenaje municipal.

Incluso, en ese proceso de tratamiento del agua, el Fideicomiso verifica que la descarga de aguas residuales se realice conforme lo estipula la ley, por lo que no dañan los ecosistemas y comunidades aledañas.

Sin duda que se trata de una práctica que para muchas de las firmas de este sector es un ejemplo a seguir, y es tan solo una de las acciones estratégicas de FUNO en su compromiso de firma sustentable.