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Trabajar en unidad en la CDMX es lo que conviene a los capitalinos: Armando Zúñiga

Armando Zúñiga, presidente de la Coparmex en la Ciudad de México, se reunió con representantes populares de la CDMX para externar la visión y propuestas de los empresarios en la Capital para buscar que las empresas y empleos formales sean una realidad en la perspectiva de prosperidad para alcanzar una economía solidaria en una sociedad muy plural como lo es la Ciudad de México.

El objetivo de la reunión en primera instancia, fue por los dos años que se cumplirán del inicio de una pandemia que nadie esperaba, pero cuyo saldo ha sido lamentable por todo lo que hemos perdido como sociedad. Tan solo en la Ciudad de México, con datos oficiales registramos cerca de 42 mil fallecimientos; de estos registros,  lamentablemente varios miles fueron padres y madres trabajadoras que dejaron a sus hijos en una situación de alta vulnerabilidad social.

Asimismo Zúñiga expresó que en lo económico, los estragos de la pandemia ocasionaron que en el punto más álgido, en la Capital se perdieran 233 mil empleos, de los cuales, con mucho esfuerzo, se han recuperado algunos miles, pero el desafío aún es brutal, pues en enero de este 2022 se perdieron 11,425 puestos de trabajo, por lo que aún nos faltan por recuperar 145 mil empleos.

Añadió que de estos empleos por recuperar, 107 mil corresponden a jóvenes menores de 30 años, un sector de la población al que hay que sumarle aquellos empleos que se dejaron de generar en casi dos años. Por tanto, la situación para jóvenes es muy compleja, especialmente para los más vulnerables.

Lo cierto es que, si pudiéramos enumerar la gran cantidad de desafíos que tiene la Ciudad en diversos temas, todos resultarían importantes, pero sin duda, el más apremiante, por la alta incidencia que tiene para generar prosperidad de manera efectiva y real, es todo aquello que implica recuperar el crecimiento económico y la confianza internacional, nacional y local para invertir en la Ciudad, y así, crear empresas y empleos formales.

Desde COPARMEX CDMX, señalamos en su momento que acelerar el proceso de vacunación era una condición necesaria y muy importante, más no suficiente para evitar el cierre de miles de pequeñas y medianas empresas, con el consecuente desempleo.

Las empresas tuvieron que reinventarse, aplicando protocolos sanitarios para operar, aumentando costos en las operaciones diarias, pero con niveles de ingreso muy bajos, y en algunos casos, como los sectores restaurantero y hotelero, estuvieron operando a niveles que no permitían costear la propia operación.

En el primer año, esta representación empresarial propuso tanto al Gobierno de la Ciudad como a este Congreso local, la creación de apoyos solidarios al salario y apoyos específicos para empresas por sectores, propuestas que fueron escuchadas por las autoridades del Gobierno local y por este Congreso, sin que ninguna de ellas tuviera eco.

En este segundo año, en COPARMEX CDMX propusimos reducir la carga tributaria local a efecto de estimular la recuperación de empleos formales y en algunos casos, la recuperación de actividades como la turística y de esparcimiento, que generan una derrama económica muy importante para la Ciudad y la ocupación de varios miles de empleos. Dichas propuestas tampoco han sido atendidas.

Por ejemplo, la actividad de hospedaje es la que más ha sufrido por las medidas de confinamiento; al cierre del año, la ciudad promedió una ocupación del 33.5%, prácticamente la mitad de aquellos niveles de ocupación del 70 por ciento antes de pandemia, lo cual, se reflejó en la baja recaudación de los impuestos y en la disminución de los empleos formales de ese sector, en donde nos falta por recuperar un 30% de los empleos formales que se perdieron en ese importante rubro.

Es importante señalar que la Ciudad de México se encuentra rezagada en cuanto su recuperación económica respecto a otros estados del país tras la contingencia provocada por la pandemia de Covid-19, en donde estados como Jalisco, Nuevo León, Querétaro y el Estado de México nos llevan la delantera.

Si esta situación persiste, la Ciudad de México estará condenada a recuperar los niveles de Producto Interno Bruto que tenía en 2018 en tres años; es decir, hasta 2024.

Por ello, desde la perspectiva empresarial, necesitamos incentivos para invertir y ello no implica regalos o concesiones de los gobiernos, sino una reducción de la carga legislativa y tributaria que ayude a detonar la confianza y la certeza jurídica de que las inversiones se respeten, que no cambien las reglas a capricho del gobernante en turno y con ello, se garantice el ambiente propicio para invertir y apostar por la Ciudad.

Lo anterior, es la única vía probada en todas las economías, para contribuir de verdad en la recuperación de forma acelerada, no sólo del crecimiento económico, sino de los empleos formales necesarios para el bienestar de las familias, lo cual contribuye a un mayor dinamismo de las actividades locales y en consecuencia, a la construcción de una economía solidaria y en una sociedad cada vez más cohesionada en su pluralidad.

Y es que, entendamos bien lo siguiente; las personas que cuentan con empleo formal y remunerado gozan de los beneficios de la seguridad social, contribuciones al fondo de vivienda, ahorro para el retiro y los beneficios de servicios de salud. Lamentablemente, varios cientos de miles de personas ante la falta de empleos, han encontrado en la informalidad una posibilidad de contar con algún ingreso que les permita subsistir. Lo anterior es una realidad, pero no una realidad que genere bienestar.

Por ejemplo, con los últimos datos presentados en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), para el caso de aquellas personas que tenían ocupación en actividades informales en la Ciudad de México, 3 de cada 4 obtuvieron ingresos inferiores a los dos salarios mínimos.

A esto se suma que las personas en situación de pobreza en la Ciudad pasaron de 2 millones 756 mil a 3 millones 9 mil, lo que representa un incremento de 9% con respecto al 2018. En el caso de las personas en pobreza extrema, el impacto fue mayor, al pasar de 152 mil personas a 400 mil. Lo anterior significa un incremento en 163% con respecto al 2018. En síntesis, en dos años poco más de 500 mil personas en la Ciudad vieron empeorados sus niveles de vida, entre otras circunstancias por la falta de empleos, la pérdida de actividades productivas y la reducción en los ingresos familiares.

Lo anterior nos ofrece un escenario crítico ante la baja en los ingresos, alta inflación y nula protección social en salud, lo que genera desigualdad, nula cohesión social y coloca al ciudadano con deseos de emprender, al acecho de intereses clientelares.

Esta situación tan compleja, de mantenerse así en los próximos años, sería particularmente indeseada porque estaríamos condenando a miles de jóvenes y sus familias, a un escenario de pobreza estructural y nulas oportunidades de movilidad social.

Esta es una realidad que debemos atender y que nos indica con crudeza que sin crecimiento económico y sin empleos formales, no hay política social que alcance.

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