De acuerdo con el Reporte de Riesgos Globales 2022, la amenaza que ha empeorado más a nivel global desde el inicio de la pandemia y que ha sido calificada como una de las más críticas para el mundo a corto, mediano y largo plazo, es la “erosión o deterioro de la cohesión social”; entendida como la pérdida de capital social y la fractura de las conexiones sociales que, como resultado de percepciones y sentimientos colectivos persistentes, afectan negativamente la estabilidad social, el bienestar individual y la productividad económica.

Las divisiones provocadas por diferencias generacionales e ideológicas respecto a temas de interés público, como las vacunas o las restricciones relacionadas con el COVID-19, se sumaron durante los últimos dos años a las diversas presiones sociales ya existentes, lo que generó posturas de interés más polarizadas y un deterioro en las fracturas de la economía mundial.

Asimismo, las presiones sociales internas a corto plazo han dificultado que los gobiernos se centren en las prioridades nacionales a largo plazo y han limitado la atención y el capital político que algunos gobiernos dan o están dispuestos a asignar para resolver preocupaciones
internacionales, como la crisis climática y las emergencias humanitarias.

Respecto a la esfera económica, las disparidades en los ingresos de las personas han aumentado
como resultado de una recuperación desigual derivada de la pandemia; y, si bien esta problemática ya representaba un desafío para la sociedad previo al COVID-19, se espera que estas disparidades se amplíen aún más con el tiempo, lo que supondría a su vez un incremento en la polarización y el resentimiento social. Aunado a esto, para 2030 se proyecta que 51 millones de personas más vivirán en la pobreza extrema en comparación con la tendencia prepandémica.

Las cicatrices que la pandemia ha dejado a su paso han visibilizado también otras amenazas de tipo social como el “deterioro de la salud mental”, las “crisis de medios de subsistencia” y la “migración involuntaria”, que agravan los retos de la formulación efectiva de políticas nacionales y reducen la atención y el enfoque necesarios en la cooperación internacional para los desafíos globales.