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Dependencias digitales y vulnerabilidades cibernéticas

El “fracaso de las medidas de ciberseguridad” (entendido como la infraestructura empresarial, gubernamental y doméstica que se ve superada por delitos cibernéticos, cada vez más sofisticados y frecuentes, que resultan en trastornos económicos, pérdidas financieras, tensiones geopolíticas e inestabilidad social) fue clasificado como uno los riesgos que más empeoraron desde el inicio de la pandemia, de acuerdo con el Reporte de Riesgos Globales 2022, documento elaborado por el Foro Económico Mundial (FEM) con el apoyo de Zurich Insurance Group.

La creciente dependencia de los sistemas digitales ha cambiado drásticamente el funcionamiento de muchas sociedades, un cambio que se vio acelerado por la crisis sanitaria por Covid-19. Los gobiernos, las sociedades y las organizaciones confían cada vez más en la tecnología para gestionar sus procesos y servicios. Si bien esto ofrece enormes oportunidades para que empresas y sociedades utilicen la tecnología para mejorar su eficiencia, calidad y productividad, también expone a los usuarios a formas elevadas y más perniciosas de riesgo digital y cibernético.

En este contexto de dependencia generalizada de sistemas digitales cada vez más complejos, las crecientes ciberamenazas están superando la capacidad de las sociedades para prevenirlas y gestionarlas de manera efectiva. En este sentido, el malware incrementó en un 358% y el ransomware en un 435% en 2020; estas cifras ponen de relieve que la actividad maliciosa está proliferando y que los ataques en sí mismos se están volviendo más agresivos y generalizados.

De igual forma, las nuevas herramientas tecnológicas han permitido a ciberdelincuentes atacar objetivos de forma más eficiente y acceder a información más sensible y crítica de las víctimas, lo que podría conducir a un mayor daño financiero, social y de reputación en el futuro. Aunado a esto, existe una oferta insuficiente de profesionales cibernéticos, una brecha de más de 3 millones en todo el mundo que se enfrentan a la complejidad de las regulaciones de datos y privacidad.

La interconexión y la convergencia de las herramientas digitales aumentarán además a medida que la sociedad adopte la próxima versión de Internet basada en la tecnología blockchain. Una manifestación de esta migración será el metaverso: una red de espacios virtuales 3D, habilitados por criptomonedas y tokens no fungibles (NFT), con interoperabilidad socioeconómica sin precedentes y experiencias inmersivas de realidad virtual. Conforme su valor de comercio digital crezca en alcance y escala, los ataques relacionados con este crecerán en frecuencia y agresión.

La seguridad digital en general se enfrenta a nuevos desafíos con poblaciones vulnerables que recién se incorporan, o que lo harán pronto, a la red; esto, pues alrededor del 40% de la población mundial aún no está conectada a Internet. Estas personas, que suelen estar más expuestas a los riesgos cibernéticos y que actualmente ya se enfrentan a desigualdades en seguridad digital debido al desconocimiento y a la falta de experiencia sobre tecnología, no harán más que ver ampliada esta brecha con nuevos cambios como la llegada de Internet 3.0 y el metaverso.

En una sociedad profundamente conectada, la confianza digital es la moneda que facilitará la innovación, la prosperidad y la cohesión social futuras. Por este motivo, es necesario que los líderes del mundo actúen para mejorar la confianza digital con iniciativas intencionales y persistentes, basadas en tecnologías emergentes como el blockchain, la inteligencia cuántica y la artificial; de lo contrario, el mundo digital continuará derivando hacia la fragmentación y la promesa de una de las eras más dinámicas para el progreso humano podría perderse.

En adición a esto, de acuerdo con información de Zurich México, toda organización que maneje datos e información está expuesta a sufrir ataques cibernéticos, desfalcos económicos o sanciones de un órgano regulador; por ejemplo, en México ya existe una Ley que exige a las empresas a contar con un seguro de protección de datos e información y que supone sanciones considerables en caso de incumplimiento. De ahí el interés y el crecimiento a nivel mundial en la oferta de productos especializados como Data Protect, los cuales blindan financieramente a las empresas y permiten la continuidad del negocio en un contexto globalizado, digital y cambiante.

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