¿Por qué no actuamos más contra el cambio climático? Las redes sociales tienen las respuestas Mundo Verde por Gabriela Romero Rivera - julio 26, 20230 Dassault Systèmes, Capgemini y Bloom publicaron el primero de sus estudios sobre “Inteligencia Social para la Acción Climática”, que analiza las razones por las cuales, a pesar de que cada vez son más evidentes los signos del cambio climático, no se están tomando medidas concretas para enfrentar el desafío. El principal obstáculo que revela este análisis, realizado entre febrero y octubre de 2022, es el escepticismo de los consumidores generado por el lavado verde también conocido como “greenwashing”. Durante este período también se observó un aumento de la ansiedad ecológica (eco-ansiedad) y la frustración por la falta de información fidedigna y relevante para orientar la acción climática. El objetivo del estudio conjunto es comprender mejor los obstáculos que impiden actuar frente al cambio climático y cómo pueden eliminarlos los ciudadanos para limitar el impacto del calentamiento global. Para ello, Bloom, una plataforma de inteligencia artificial dedicada al análisis de redes sociales, analizó la “conversación global sobre el clima”, y en particular los obstáculos a la acción climática, utilizando una matriz de referencia sobre el tema. A lo largo de 8 meses, más de 330 millones de personas expresaron su opinión sobre el tema con firmeza y pasión. Si el escepticismo climático es ahora marginal (aunque genere un eco desproporcionado, sobre todo en los Estados Unidos), el debate sobre la mejor manera de afrontar el problema es intenso, en un año caracterizado por el empeoramiento de las alteraciones climáticas, con dramáticas consecuencias para la humanidad (olas de calor, sequías, incendios, inundaciones, huracanes, etc.). Las principales barreras que dificultan la acción por el clima que se desprenden del estudio de 2022, según su orden de importancia, son: “Optimismo dividido” de empresas e instituciones sobre sus avances en cuestiones ambientales, ya sean significativos o menores. Como el impacto real de estos avances suele ser difícil de apreciar, la excesiva comunicación positiva y oportunista, que a veces contradice los análisis de los expertos (en cuyo caso puede denominarse “lavado verde”), crea una disonancia que genera desconfianza y desalienta la acción. Los consumidores, sobre todo los más jóvenes, han ido madurando en estos temas y son ahora muy sensibles a ellos. El “optimismo dividido” también afecta a quienes piensan que la tecnología es la solución a la emergencia climática hasta tal punto que no es necesario actuar. Falta de información confiable sobre soluciones: los ciudadanos, en busca de “información veraz”, quedan paralizados ante la información contradictoria o la desinformación, lo que provoca desconfianza y un sentimiento de impotencia. Durante 2022, se observó un aumento en el número de publicaciones y en el índice de interacción en este aspecto, que se caracterizó por fuertes emociones negativas. En este contexto, instituciones y autoridades como el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), que publicó su 6º informe en abril de 2022, son referencias sumamente esperadas. Temor a las repercusiones sociales negativas de las medidas climáticas: la justicia social está en el centro de la conversación sobre el clima. En un año caracterizado por la inflación, el costo de la vida se está convirtiendo en un tema cada vez más importante en el debate sobre los drásticos cambios de estilo de vida necesarios para limitar el calentamiento a 1.5 °C (energía, transporte, alimentación, etc.). A los ciudadanos les preocupa especialmente que las poblaciones más vulnerables no sean las primeras víctimas. Delegación de autoridad: considerar que la acción por el clima es responsabilidad de otros y no de uno mismo. El informe muestra que las empresas se consideran las más preparadas para actuar eficazmente a largo plazo, por delante de las acciones aisladas y muy por encima de los gobiernos. Los consumidores consideran que el efecto “colibrí” de las acciones individuales ya no es suficiente ante la magnitud de la urgencia climática actual y que las empresas, que se perciben como responsables de una parte del problema, tienen capacidad para tener un impacto a gran escala y más rápidamente que los gobiernos. Desesperación ante el cambio climático: la gente se siente impotente ante el impacto del cambio climático, a tal grado que se siente desalentada a actuar. Esta barrera, que ha registrado un número cada vez mayor de publicaciones e interacciones a lo largo de 2022, tiene la mayor participación y el mayor porcentaje de emociones negativas entre todas las barreras estudiadas. “En la lucha contra el cambio climático, dos elementos marcarán la diferencia: la medición científica y precisa, y la colaboración y el diálogo entre todos los grupos de interés. Nuestras capacidades científicas de medición, simulación y diagnóstico planetario han progresado considerablemente estos últimos años, permitiendo realizar simulaciones y proyecciones cada vez más precisas gracias a la IA. Al mismo tiempo, debemos fortalecer nuestras capacidades para escuchar a todos los grupos de interés y a los ciudadanos, con el fin de que cada persona pueda contribuir a los cambios que son necesarios a su propio nivel”, afirma Philippine de T’Serclaes, Chief Sustainability Officer de Dassault Systèmes. “Para tener éxito en las transiciones del siglo XXI, tendremos que mantener y fortalecer el vínculo entre ciencia, ciudadanos, empresas e instituciones públicas. En la era de las plataformas, podemos movilizar con precisión nuevas capacidades de colaboración, observación y comunicación, como las redes sociales, para comprender las posturas y superar los obstáculos a la acción climática. Esta comprensión permitirá a las industrias innovar de manera diferente al movilizar el imaginario colectivo”, expresa de T’Serclaes. Por su parte, Cyril Garcia, Director de Servicios Globales de Sostenibilidad y Responsabilidad Corporativa de Capgemini y miembro del Consejo Ejecutivo del Grupo, añadió: “La opinión pública ha adquirido una gran madurez en la comprensión de la acción por el clima y de la escala a la que debe producirse. Nuestra investigación muestra que las empresas están en primera línea, no solo para ajustar sus modelos de negocio hacia una economía más sostenible, sino también para ser más explícitas y transparentes sobre el impacto de sus acciones. Sin embargo, hoy en día no están necesariamente preparadas para responder a estas expectativas. El reto para ellas será ahora trabajar más estrechamente con sus socios y clientes para restaurar la credibilidad y la confianza en este debate, e impulsar a todos los grupos de interés hacia una economía baja en carbono”. Compartir en Facebook Compartir Compartir en TwitterTweet Compartir en Pinterest Compartir Compartir en Linkedin Compartir Compartir en Digg Compartir