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HR Ratings: Estrés hídrico y sus principales causas en México

La Tierra cuenta con 1,386 millones de kilómetros cúbicos de agua, de los cuales el 97.5% se encuentra en los océanos y mares en forma de agua salada. El 2.5% restante del agua es dulce y únicamente el 0.3% se encuentra en ríos y lagos, que es el agua disponible para el uso humano; el resto se encuentra en glaciares, casquetes polares y depósitos subterráneos. La escasez y la eficiencia del uso de este recurso es una prioridad global, por lo que el Objetivo de Desempeño Sostenible de la ONU (ODS) 6 hace referencia a garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos. De acuerdo con datos de Aquastat, de 178 países analizados, México ocupó en 2020 el lugar número 139 en estrés hídrico con una cifra de 44.8%. Dicho estrés hídrico es causado, principalmente, por el crecimiento demográfico, el cambio climático, el uso agrícola, la contaminación del agua, la sobreexplotación de acuíferos y las deficiencias en la gestión del agua.

En México, el principal grupo consumidor de agua es el sector agropecuario, que consume el 76% del agua disponible; el abastecimiento público ocupa el segundo lugar con el 14%. Por otro lado, el crecimiento de la población tiene un impacto directo en el estrés hídrico debido al aumento de personas a las cuales se les debe abastecer dicho recurso, así como el incremento en el uso de agua en otras industrias. Por otro lado, el cambio climático tiene un impacto que hemos presenciado en los últimos años, ya que en México las sequías en los municipios se observan por periodos más prolongados y en intensidades más severas. En el último reporte realizado por el Monitor de Sequía en México, en la primera quincena de marzo de 2024 se registraron 163 municipios con una intensidad de sequía extraordinaria. Dicha cifra presentó un aumento alarmante en comparación con el reporte realizado en la primera quincena de 2016, en donde ningún municipio se encontró en dicho nivel.

Por lo anterior, es relevante que tanto el sector público como el privado hagan inversiones para mejorar la eficiencia del agua y así minimizar los riesgos que la falta de dicho recurso vital pueda causar. La falta de agua puede tener impacto en la operación de las empresas y el sector agropecuario, lo que conlleva riesgos en la seguridad alimentaria, y además significa un menor porcentaje de la población con acceso a este recurso, que es una necesidad humana.

Distribución del agua a nivel global y en México

El estrés hídrico a nivel global es una preocupación creciente debido al aumento de la demanda de agua para uso humano, industrial y agrícola. Este problema se manifiesta en la escasez de agua dulce en diversas regiones del mundo, lo que puede llevar a conflictos por el acceso al agua y a la degradación de ecosistemas acuáticos. Los factores que contribuyen al estrés
hídrico incluyen el crecimiento de la población, la urbanización, la contaminación del agua, la sobreexplotación de recursos hídricos y el cambio climático.

La Tierra contiene alrededor de 1,386 millones de kilómetros cúbicos de agua, sin embargo, esta se distribuye a través de los océanos, casquetes polares, glaciares, agua subterránea, lagos, ríos y humedad en el suelo y la atmósfera. Alrededor del 97.5% del agua en la Tierra se encuentra en los océanos y mares, y es agua salada. Por otro lado, solo el 2.5% del agua es dulce, del cual 0.3% se localiza en lagos y ríos, y que constituye la principal fuente de agua potable para los humanos.  El total del agua de la Tierra y su distribución, únicamente 0.01% del total del agua de la Tierra es la fuente principal para los seres humanos.

Por otro lado, el agua potable en México cuenta con cuatro grupos principales de consumidores de las concesiones de agua y estas se muestran en la Figura 2. Como se muestra, el principal grupo consumidor de agua en México es el sector agropecuario, mismo que utiliza el recurso para el riego de cultivos y ganadería. El segundo grupo representa el 14% del consumo del agua concesionada que se distribuye a través de las redes de agua potable para abastecer el consumo doméstico, de industrias y para los usuarios conectados a dichas redes. Finalmente, la industria autoabastecida y las centrales termoeléctricas representan alrededor del 5% cada uno. La industria autoabastecida considera a las empresas que toman agua directamente de las fuentes de agua dulce como lo son los ríos, arroyos, lagos y acuíferos. El uso de agua de las
termoeléctricas tiene el objetivo de generar electricidad.

Estrés hídrico a nivel global y en México y sus principales causas

El estrés hídrico refiere a la situación en la que la demanda de agua es superior a la cantidad disponible durante un tiempo determinado. Lo anterior tiene como resultado la escasez de agua. Es importante recalcar que el estrés hídrico se presenta cuando el suministro de agua dulce no es suficiente para satisfacer las necesidades de la población, incluyendo las necesidades agrícolas, industriales y ecológicas.

El estrés hídrico reportado por Aquastat, tanto global como de México. De 2010 a 2020, el estrés hídrico a nivel global se ha mantenido en promedio en 18.1%. Por otro lado, México contaba con un promedio de estrés hídrico de 31.3% de 2010 a 2017 y se muestra un fuerte incremento en 2018 a 44.5%. La cifra anterior es alarmante debido a que México está cerca de contar solo con la mitad del agua disponible para satisfacer todas las necesidades de una población en crecimiento.

El estrés hídrico es causado por distintos factores. Entre las principales causas se encuentra el crecimiento demográfico, la urbanización, el cambio climático, el uso agrícola, la contaminación del agua, la sobreexplotación de acuíferos y deficiencias en la gestión del agua. A continuación, se analizan algunos de estos factores.

Crecimiento demográfico

El acceso de agua potable, el saneamiento y la higiene son una necesidad básica que todo ser humano debe tener. Como se muestra anteriormente, solo el 0.01% del agua está disponible para abastecer a la población total de la Tierra. Por lo anterior, al considerar el rápido crecimiento de la población y la escasez de dicho recurso, el agua se convierte en uno de los principales desafíos que presentamos hoy, y en uno de los más alarmantes para el mediano plazo. Por otro lado, el aumento constante de la población no solo aumenta la demanda de agua para el consumo doméstico, sino también para el sector agropecuario y la industria.

De acuerdo con el Banco Mundial en 2023 se estima que la población total de la Tierra sea de alrededor de 8,021.2 millones de personas. Esto representa un crecimiento de 15% con respecto a la población estimada en 2010 y un crecimiento de 3.6% con respecto a los últimos cinco años (2019-2023). Asimismo, el Banco Mundial muestra sus proyecciones en las cuales se muestra que para 2030 se esperaría un crecimiento de 6.2% con respecto a 2023. Lo anterior representaría un total de 8,519 millones de personas en la Tierra.

La población de México se estimó en una cifra de alrededor de 129.4 millones de personas en 2023, lo cual representa 1.6% de la población global. Asimismo, se muestran las proyecciones del Banco Mundial para 2030, en donde se muestra un crecimiento promedio anual de 1.6%, por lo que la población cerraría en 134.5 millones de habitantes para 2030.

De acuerdo con cifras del Banco Mundial, en 2022 el 43.0% de la población tenía acceso a agua potable de una fuente mejorada accesible a las instalaciones, disponible cuando sea necesario y libre de contaminación fecal y química prioritaria. El indicador tuvo un ligero incremento con la cifra reportada en 2010 de 41.3%. Por otro lado, la métrica global en 2022 fue de 72.9%, misma que tuvo un incremento respecto al 65.9% reportado en 2010. Las fuentes de agua mejoradas incluyen agua entubada, perforaciones o pozos entubados, pozos excavados protegidos, manantiales protegidos y agua envasada o entregada. Es importante considerar que el crecimiento de la población demandará mayores inversiones en los servicios de agua potable para poder mantener el porcentaje.

Cambio climático

El cambio climático y el estrés hídrico están fuertemente relacionados. Lo anterior, principalmente, por los cambios en los patrones de precipitación, que causan que los periodos de sequías sean cada vez más largos y las precipitaciones más intensas causando mayores inundaciones. Esto tiene un impacto con la disponibilidad de agua dulce en las áreas afectadas, lo cual podría poner en riesgo la salud y la seguridad alimentaria de la población.
La Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) y el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) monitorean la sequía de México y realizan reportes desde enero de 2014. Dichos reportes analizan la intensidad de sequía de cada uno de los municipios catalogándolos de la siguiente manera:

• D0: Anormalmente seco
• D1: Sequía moderada
• D2: Sequía severa
• D3: Sequía extrema
• D4: Sequía excepcional
• Sin sequía

Conclusiones
Debido a que el agua es un recurso vital para todos, es necesario hacer inversiones para eficientizar este recurso. Existen distintas maneras de conservar el agua disponible para todos. Considerando que el sector agropecuario es el principal grupo consumidor del agua en México, se deben incrementar las inversiones para poder contar con una agricultura sostenible y contar con la disponibilidad y la calidad de alimentos para toda la población. El riego por goteo, la agricultura de precisión, la rotación de cultivos, la captación de agua de lluvia, el uso de abonos orgánicos y la conservación del suelo son algunas de las prácticas que el sector agropecuario puede realizar para conservar el agua, ya sea para maximizar el uso eficiente del agua o para mejorar la retención de agua en el suelo.

Por otro lado, es importante que las entidades encargadas de suministrar el agua realicen inversiones para mejorar la tecnología hidráulica haciendo más eficientes las redes de distribución de agua potable y minimizando las fugas de agua. Asimismo, las inversiones en captación y almacenamiento de agua de lluvia, así como los procesos de desalinización son prácticas necesarias, principalmente para las temporadas de sequía que, con el cambio climático, cada año son más prolongadas y se presentan en la mayoría de los municipios del País.

Por último, es necesario realizar campañas educativas y programas de sensibilización sobre la importancia de conservar el agua. Adoptar prácticas responsables entre la población, el sector privado y público es necesario para tener un cambio de comportamiento hacia el cuidado del agua. Es importante recordar que la falta de este recurso puede tener un impacto financiero relevante en las industrias que dependen de él, así como un impacto financiero para los municipios que ya cuentan con escasez y cuentan con intensidades elevadas de sequía. Es importante recordar que contar con agua de calidad es necesario para no contar con afectaciones en la salud de la población, ya que su escasez dificulta la higiene personal e incrementa el riesgo de enfermedades.

Luisa Adame Y Belén Cubero
Directora de HR Sustainable Impact y Analista
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