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Joven española de 17 años gana la Olimpiada Informática Femenina

Constancia, aptitud y apoyo familiar han llevado a Blanca Huergo a hacerse con la medalla de oro en la Olimpiada Informática Española 2020. Con tan solo 17 años, fue la primera mujer en lograr el galardón en una competición matemática. Su nombre, el único femenino figurante entre los primeros cincuenta puestos, la han llevado a ponerse al frente de la presidencia del proyecto Olimpiada Informática Femenina. “El haber estado hace tan poco compitiendo hace que me sea mucho más fácil entender a las concursantes y poder ayudarlas mejor. Creo que tengo una gran oportunidad en mis manos para llevar a cabo un cambio que en unos años se vea a una mucha mayor escala”, confiesa.

aunque asegura que no es un don especial, la relación de Blanca con los números viene de antes. Desde la infancia, en el colegio sentía pasión por las tareas de números. Solía acudir a sus profesores para que la retaran y le dieran acceso a ejercicios de niveles superiores. Algo que “requiere mucha organización para planificar mi rutina con antelación y disciplina a la hora de alcanzar estos objetivos”. Despuntaba tanto en el colegio de su ciudad natal, Oviedo, que sus padres comenzaron a animarla a realizar cursos preuniversitarios de computación y astrofísica de Harvard.

“Creo que la única renuncia real ha sido dedicar el tiempo libre en casa al estudio y la formación, en lugar de tener más tiempo de descanso para ver la televisión, por ejemplo. Sin embargo, me parece un precio muy bajo comparado con las puertas que me ha abierto este trabajo”, explica. Desde entonces, volcó sus esfuerzos en técnicas de optimización para definir el precio en asientos de vuelos o en la detección de tumores cerebrales.

Probando de todo, sin focalizarse en algo concreto, decidió participar en la Olimpiada Informática de Asturias, coronándose como la primera mujer que alcanza el podio. Fue en esa competición donde volvió a ver con tristeza la escasa participación de chicas como ella. “Creo que la principal causa es un círculo vicioso. Como no participan apenas chicas, es difícil que a una alumna se le ocurra espontáneamente buscar concursos de esta índole”, señala. Una tendencia que no está dispuesta a perpetuar: “Lo más difícil es empezar esta reacción en cadena, donde el ver a una amiga programar anime al resto a intentarlo. Es lo que estamos tratando de hacer con la Olimpiada Femenina: dar visibilidad a estos concursos, y a las alumnas la oportunidad de formarse y competir en ellos”.

En la actualidad, Blanca estudia Matemáticas y Ciencias de la Computación en Oxford y preside el comité de la OIFem, la Olimpiada Informática Femenina como competición homóloga a nivel español para la selección del equipo nacional. En los últimos años, participaba una chica por cada 20 chicos. Esta iniciativa, que surge para luchar contra esta tendencia, llevará hasta Suiza a las chicas seleccionadas por cada país, compitiendo  y compartiendo la experiencia con otras estudiantes. Se trata de un concurso de programación algorítmica para alumnas de educación secundaria menores de 20 años y consta de dos rondas, en el mes de febrero y en el mes de marzo. El doble objetivo para Blanca es claro, por una parte, “hacemos llegar la programación a muchas alumnas de secundaria que no lo aprenden en sus centros y, por lo tanto, igual no habrían descubierto esta herramienta e incluso vocación”. La segunda parte de su misión es poner en contacto a esas estudiantes con referentes en la industria, mostrándoles carreras exitosas que ella podrían seguir.

La OIFem cuenta con el apoyo del patrocinio platino de BBVA junto a otras entidades, para hacer posible el sueño de Huergo de crear una generación de mujeres programadoras. “Blanca sabía que BBVA participa activamente en este tipo de iniciativas y nos escribió para pedirnos colaboración. No dudamos en aceptar su propuesta. El deseo de potenciar la participación de mujeres en este tipo de eventos nos impulsó a organizar una competición paralela femenina”, explica Elena Chavarri, responsable de Talent Mobility & Branding en BBVA.

“En BBVA somos conscientes que existe una brecha de género en STEM y de las dudas a las que se enfrentan muchas niñas a la hora de plantearse estudiar carreras relacionadas con la tecnología o la ciencia”, comenta. El banco se ha posicionado en este sentido para formar parte de la solución al problema, apoyando diversas iniciativas como el acuerdo global de colaboración con Inspiring Girls o la reciente unión a la alianza STEAM por el talento femenino.

Grandes retos que ya cuentan que necesitan ser afrontados por personas que den un paso al frente como Blanca. “A las chicas que puedan verse reflejadas en mi historia les diría que no tengan miedo a medirse y a lanzarse. Creo que hasta ahora los dos momentos más significativos en mi formación han sido el ganar la Olimpiada Informática de Asturias y conseguir mi primer trabajo como ‘data scientist’, ambos en 2019. Esto requirió por una parte lanzarme y apuntarme al concurso sin haber nunca participado en una Olimpiada y, por la otra, mandar el CV a una consultora que podría haberme rechazado”, resume. Ejemplo de valentía muy necesaria para romper unas barreras que, poco a poco, se están superando.

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