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Impactos de la pandemia en el hábitat no se alcanza a comprender su trascendencia: FCARM

A partir de 1985, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) acuerda que cada año, el primer lunes del mes de Octubre es el “Día Mundial del Hábitat”. Esta designación, además de tener el objetivo de reflexionar sobre el estado de la estructura de nuestros pueblos y ciudades y el derecho básico de todos a una vivienda adecuada, también pretende recordar al mundo su responsabilidad colectiva en el futuro del hábitat humano. Lo anterior respondería a una pregunta hipotética de aplicación de ¿En dónde?

Posteriormente, en 1996 la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) se suma a esta celebración, ampliando la designación como el “Día Mundial de la Arquitectura”, vinculando al gremio internacional y su práctica con las políticas mundiales sobre el desarrollo sostenible, estableciendo la respuesta hipotética a la pregunta del ¿Para qué?

Poco tiempo después, en México, un grupo destacado de arquitectos, después de importantes esfuerzos para posicionar en la agenda oficial un reconocimiento social que contribuyera a lograr la identidad nacional de su labor profesional, se integró bajo la representación nacional de la FCARM, dando respuesta a la pregunta hipotética de ¿Por quién? Así, desde el año 2004, el 1º de octubre se conmemora en México el “Día Nacional del Arquitecto”, un día que más que festejo es el recordatorio de nuestra responsabilidad para con las personas, la arquitectura y el hábitat.

Desde que se creó el “Día Mundial del Hábitat”, ONU-Hábitat ha establecido una serie de discursos temáticos anuales que establecen propósitos o alcances específicos a manera de política internacional, que durante los últimos 20 años han sido motores para la acción específica de corto plazo, acciones que se complementan con estrategias de mediano y largo plazo como La Nueva Agenda Urbana (Hábitat III), los Compromisos adoptados en la lucha contra el Cambio Climático (Acuerdo de París) y las Metas y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ODS-2030), por citar algunos.

Así, este año 2021 ha señalado como propósito “acelerar la acción urbana para un mundo libre de carbono”, haciendo énfasis al notorio cambio climático y las terribles y fatales consecuencias que ello origina. Esta convocatoria es en realidad una “llamada de auxilio” a quienes diseñan, desarrollan, administran y gestionan cotidianamente los asentamientos humanos, colocando la pandemia del Covid-19 como la oportunidad para potenciar un cambio de rumbo en la acción climática hacia las energías limpias y el desarrollo sostenible.

También hemos notado que cada año se mantiene un espíritu de aceptación en los propósitos, sin embargo, los resultados se presentan con un débil rendimiento en sus aplicaciones y logros. Bajo este tenor y ritmo, los escenarios tendenciales se convierten en escenarios cada vez más catastróficos. Los cambios positivos son tan lentos que las grandes mareas tendenciales de intereses políticos y económicos opacan y destruyen los discursos e iniciativas que buscan mejorar las condiciones y calidad de vida de todos.

En nuestro gremio, las habilidades y cualidades técnicas y plásticas, no pocas veces se ven limitados por las debilidades humanas en la convivencia social. Es por ello que debemos reorientar nuestras voluntades para crear espacios de mayor alcance en la reflexión, la abstracción y el pensamiento. Para entender lo que somos, sabemos y lo que podemos aportar.

Es por ello que no estamos conformes con lo que tenemos y con lo que nos han dejado…No es suficiente…No lo merecemos…

Lo que necesitamos son verdaderos cambios que inician con el rompimiento de las cadenas de lo usual, con el conformismo, la resignación y la postergación. Todo aquello que tradicionalmente lo consideramos como un mal hábito debe desaparecer, no podemos continuar haciendo más de lo mismo.

En este sentido la FCARM, organización gremial que representa, nacional e internacionalmente, a los arquitectos colegiados en México, no sólo se apropia y apoya el tema seleccionado por ONU-Hábitat, sino que lo integra a un propósito más amplio, de mayor escala y cobertura, que incluye el todo a la manera de lo integral, a la multiplicación en vez de la suma, a la visión en vez de la misión y al futuro en vez del presente.

Como parte de este gran espacio de oportunidad al que nos ha obligado la pandemia, el mayor espacio para la reflexión jamás existido, en el que ya hemos cursado un tiempo de más de 18 meses, los arquitectos mexicanos, en conjunto y colaboración con diversas instituciones, organizaciones y expertos en diferentes materias y especialidades, hemos desarrollado una serie de planteamientos que como enfoque inicial tienen el carácter de “disruptivo”, es decir, que se abordan bajo un criterio de cambio absoluto, creando alternativas opuestas al proceso de incertidumbre actual, incluso en aquellos temas o áreas que parecen contar con rutas positivas de mejora.

Esta serie de planteamientos disruptivos las expresamos en una estrategia integral denominada “RESEAT el HÁBITAT” como instrumento portador de futuros para revertir nuestros grandes rezagos, y se integran en una “Declaratoria de Prospectivas del Hábitat Post-Pandemia” que entre otros, nos recuerda que la dimensión de los impactos que la pandemia del Covid-19 ha originado en los estilos de vida de la población mundial son de tal magnitud, que muchos de nosotros, a pesar de vivirlos, no hemos alcanzado a comprender su extensión y mucho menos su trascendencia.

Por lo anterior, en el marco del 1ro de Octubre del año 2021 “Tiempos de Pandemia”, invito a los Colegios de Arquitectos de la FCARM, a los colegios de otras profesiones afines, a las autoridades de los diferentes gobiernos, sus dependencias e instituciones, y a la población en general, en este Día Nacional del Arquitecto-Día Mundial del Hábitat, a recordar la pregunta hipotética del ¿En dónde?, como el compromiso de que juntos podemos crear el nuevo hábitat que queremos; a recordar el ¿Para qué?, como la tarea en la que juntos debemos de transformar nuestras ciudades y de que juntos establezcamos aquello que popularmente denominamos como la nueva normalidad; y recordar el ¿Por quién? como la responsabilidad de los profesionales de la arquitectura, el urbanismo, el desarrollo territorial, paisajismo, restauradores, ambientalistas, ingenieros, etc., para hacerlo posible.

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