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Un riesgo lleva al siguiente

Tras desplegar un contingente militar de casi 180,000 soldados a lo largo de la frontera de Ucrania, el presidente Putin ha endurecido considerablemente el tono hacia Kiev, acusando a las autoridades ucranianas de querer unirse a la OTAN y representar una amenaza para la seguridad de Rusia. El 21 de febrero de 2022, el presidente Putin decidió unilateralmente reconocer oficialmente los autoproclamados estados separatistas de Lugansk y Donetsk, un movimiento que tomó por sorpresa a la diplomacia occidental y socavó la soberanía de Ucrania. Esta agresión, condenada unánimemente, detonó una serie de sanciones, principalmente financieras, contra Rusia. El Reino Unido anunció una primera ronda de medidas dirigidas a varias instituciones financieras rusas, así como a gente cercanas al presidente Putin. La administración estadounidense ha prohibido todas las transacciones financieras que involucren valores del gobierno ruso. Después del Reino Unido y EEUU, la UE también vetó a los miembros de Duma, la Asamblea Federal Rusa, así como a varias personas y entidades involucradas en el cruce de fronteras con Ucrania. El canciller alemán, Olaf Scholz, también solicitó a la Agencia Federal de Redes (BNetzA) suspender la certificación del proyecto del gasoducto Nord Stream 2. El 24 de febrero a las 05:05, Rusia invadió Ucrania y bombardeó varios sitios estratégicos como el aeropuerto de Kiev’ y cuarteles militares. El líder ruso advirtió a Occidente de abstenerse de intervenir y anunció que también tomaría represalias. Los contendientes en esta crisis han entrado en un nuevo ciclo de confrontación con un resultado incierto. Analizar las posibles consecuencias económicas y financieras de esta nueva crisis geopolítica es crucial.

La exposición mutua entre Europa y Rusia

A pesar de las sanciones internacionales a Rusia desde 2014, la economía ha demostrado su resiliencia. Las reservas de divisas alcanzaron US$630 mil millones en diciembre de 2021, duplicando las del 2014. La deuda externa de Rusia ha permanecido estable desde 2015 y los requisitos estatales de financiamiento han bajado considerablemente debido al incremento en las ganancias de ventas de hidrocarburos. En 2021, la deuda de Rusia -en términos del PIB era de 17.9%.

En el frente comercial, la dependencia de Rusia de Europa es significativa. Las exportaciones a la UE representan casi un tercio de las exportaciones totales. Aunque Rusia es el 5º mayor socio comercial de la UE, representa solo 4.8%[1] de las exportaciones del viejo continente. Europa, por tanto, parece relativamente inmune en términos comerciales. Sin embargo, esto no aplica en el sector de energía, donde la dependencia de la Unión Europea es considerable. En general, la UE importa 57% de la energía que consume, y una significativa proporción de estas importaciones proviene de Rusia[2]. Específicamente, 24.7% de las importaciones de petróleo de la UE y 46.8% de las importaciones de gas proceden de Rusia. Estos promedios ocultan la verdadera disparidad entre los países de la UE. Alemania, por ejemplo, importa 68% del gas de Rusia, lo que Vuelve a la economía alemana y sector manufacturero particularmente vulnerable a cualquier decisión unilateral de Moscú.

Si bien el escenario de una interrupción total del suministro de energía parece poco probable, es probable un aumento significativo de los precios. Nuestra evaluación muestra que un choque del 15% en el precio de la energía (aproximado con el precio del crudo Brent expresado en euros) tiene un impacto promedio de 0.2 puntos porcentuales durante un período de 12 meses en el índice de precios al consumidor armonizado de la Eurozona. (IPCA). Sin embargo, aunque este efecto positivo en la inflación se desvanece gradualmente (ver Figura 1 abajo), la naturaleza exógena de este choque puede inducir rápidamente una reacción exagerada de los precios de la energía y afectar la confianza de agentes económicos y el crecimiento económico. En general, creemos que es poco probable que esta crisis se resuelva rápido y que mantendrá bajo presión los precios del petróleo y el gas de los que dependemos.

Menor visibilidad del mercado

La reacción de los mercados ha sido tumultuosa. El 24 de febrero, los mercados de valores europeos cayeron drásticamente, y la volatilidad implícita derivada de los mercados de opciones Eurostoxx 50 (índice V2X) alcanzó un 40%, que corresponde a nivel crisis. Del mes a la fecha, los mercados de renta variable de Europa y EEUU han caído respectivamente casi 8.5% y 6%, afectados por la falta de visibilidad generada en parte por la crisis política. En este contexto, los rendimientos de los bonos del gobierno han caído y el dólar se benefició de su condición de “refugio” y se fortaleció ante todas las divisas. Sin embargo, destacamos que la reacción de las tasas de interés ha sido relativamente modesta comparada con la naturaleza de la crisis. Las tasas siguen bajo presión en varios frentes: desde un posible incremento en el riesgo inflacionario explicado por el alza en los precios de la energía (Figura 1) y de bancos centrales que han anunciado la normalización de su política monetaria. Creemos que la presión seguirá en la agenda de las próximas semanas. Pero el actual escenario va a influir en la conducta de los bancos centrales y potencialmente interferir con su intención de restricciones monetarias.

Mabrouk Chetouane & Nicolas Malagardis
Equipo de Soluciones de Natixis IM. (Particularmente la expectativa para los precios del petróleo y gas natural gas)
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