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Biotecnología: ¿Llegamos a tiempo a esta revolución?

La biotecnología también ofrece soluciones para recuperar recursos naturales dañados, como por ejemplo los arrecifes de coral en el Caribe, donde el 66% están dañados.

Por Rafael Anta 

América Latina y el Caribe han llegado tarde a todas las revoluciones tecnológicas que surgieron en los últimos cien años. Por ejemplo, los países de la región llegaron muy tarde a la revolución digital que se inició a finales de los noventa y ahora, a diferentes velocidades, están tratando de cerrar las brechas en conectividad y habilidades, e impulsar la digitalización de la administración pública y la economía digital.

Este foco actual en lo digital apenas deja espacio para reconocer la importancia de otra revolución, la biotecnológica, impulsada por descubrimientos recientes en el ámbito de la biología y por su convergencia con las tecnologías digitales, la ciencia de datos y de los materiales. La biotecnología ha progresado más que cualquier otra disciplina científica y tecnológica en las últimas dos décadas. Los avances en secuenciación genómica, edición genética y biología sintética abren posibilidades sin precedentes para desarrollar nuevas soluciones a desafíos en sectores esenciales para nuestro futuro: agricultura y alimentos, medicina, agua, energía y adaptación al cambio climático, entre otros.

Para entender el valor exponencial de esta nueva revolución biotecnológica, veamos algunos datos. Secuenciar un genoma humano en 2006 costaba US$100 millones, hoy se puede hacer por US$200. Producir una semilla de arroz resistente a inundaciones le tomó 10 años y US$1,000 millones a la Universidad de California Davis en Estados Unidos, lograr soja resistente a herbicidas requirió 10 años de trabajo a Embrapa en Brasil, y desarrollar soja resistente a sequía y salinidad le tomó 12 años a Bioceres en Argentina. Hoy, con las técnicas de edición genética de precisión como CRISPR y prime editing, se estima que los tiempos y costos asociados al desarrollo de esas semillas se reducirían en un 75%. En el campo de la biología sintética, ya es posible “programar” bacterias para transformar biomasa en suficiente combustible para que un avión cruce el océano Atlántico (Lawrence Berkeley National Laboratory) o “programar” levadura para manufacturar proteínas de alto valor para medicamentos.

La biotecnología puede ser parte de la solución a desafíos muy complejos. Ofrece la posibilidad de eliminar y/o controlar vectores que amenazan la salud pública y la agricultura, como los casos del mosquito Aedes Aegypti, que causa fiebre amarilla, dengue, zika y chikungunya; y la mosca Cochliomyia, causante de miasis parasitaria en el ganado y que provoca pérdidas millonarias en nuestra región. La biotecnología también ofrece soluciones para recuperar recursos naturales dañados, como por ejemplo los arrecifes de coral en el Caribe, donde el 66% están dañados. En el campo de la salud humana, estamos empezando a ver las primeras terapias genéticas para curar enfermedades causadas por patologías en genes individuales, como por ejemplo la ceguera causada por una mutación en el gen RPE65.

Con estos avances, está emergiendo una nueva generación de bioindustrias: agricultura celular para la producción de carne sin animales, fabricación de órganos y tejidos humanos para trasplantes, bioplásticos y biomateriales para packaging y construcción, bacterias sintéticas para limpiar la contaminación del suelo, agua y aire, microalgas para la fijación de CO2, etc.

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