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La ciudad de Los Ángeles, California, vive una de las mayores tragedias de su historia. Los devastadores incendios urbanos -que iniciaron el 7 de enero en Pacific Palisades- han cobrado la vida de 25 personas, y han reducido a cenizas más de 17,000 hectáreas de superficie y más de 12,000 estructuras.
Las autoridades estadounidenses todavía no determinan cómo iniciaron las llamas, pero se sabe que, factores asociados al cambio climático, como condiciones invernales más cálidas y los fuertes vientos estacionales, así como la expansión de la mancha urbana, contribuyeron con su propagación y letalidad.
Los incendios forestales, las inundaciones y las tormentas de viento se han vuelto más comunes e intensos en California debido al cambio climático. De acuerdo con datos del Departamento de Silvicultura y Protección contra Incendios de California, los últimos 20 incendios forestales más destructivos en la historia del estado más poblado de Estados Unidos, al menos 15 ocurrieron desde 2015.
Datos provenientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), señalan que en México, los incendios urbanos aumentaron 10% cada año durante la última década, y desde 2020 generaron pérdidas por al menos 34,000 millones de pesos, sin considerar los costos sociales, médicos y daños medioambientales.
Y la tendencia podría seguir en aumento si tenemos en cuenta que, a partir de 2020, los inviernos han sido más cálidos en el país, de acuerdo con la investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, Christian Domínguez Sarmiento.
Esto podría intensificar las condiciones de sequía y las olas de calor a partir de marzo o abril, y con esto se eleva el riesgo de más incendios forestales.
Pocas viviendas aseguradas
Según la Comisión Nacional Forestal, el Estado de México, la Ciudad de México y Michoacán, estados todos del centro del país, son los que tuvieron mayor presencia de incendios hasta 2023, y Jalisco, Chihuahua y Chiapas los que registraron la mayor cantidad de superficie afectada.
Pese al incremento de los incendios urbanos, la penetración del seguro se ha rezagado en comparación con el incremento de bienes en riesgo y de las posibles pérdidas económicas derivadas de algún desastre natural.
Datos de la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF), indican que solo el 4% de las viviendas en riesgo de algún tipo de desastre tienen seguro contra incendio y riesgos catastróficos.
Y el bajo nivel de aseguramiento está relacionado con factores como la informalidad de los asentamientos humanos, la falta de planeación urbana y la pobreza, que generan vulnerabilidades ante fenómenos naturales, explica un estudio de la CNSF.
En esto coincide el doctor Juan Manuel Núñez, académico e investigador del Centrus-IBERO, que refiere que, en el caso de Los Ángeles, tanto “las condiciones climáticas extremas, como las sequías prolongadas y la intensidad de los vientos de Santa Ana”, como “el crecimiento urbano en áreas propensas a incendios” colaboraron con la inmediata propagación de las llamas.
Nueva realidad climática
La tragedia en Los Ángeles presionará las finanzas del gobierno, de las personas afectadas, de las empresas, las aseguradoras, entre otros sectores.
Ricardo Martínez, Director Ejecutivo de Ventas y Marketing, de HDI Seguros, apunta que, ante los cada vez más notorios efectos del calentamiento global, el sector asegurador debe adaptarse a esta nueva realidad climática con nuevos productos, el diseño de coberturas específicas, la protección para viviendas en zonas de riesgos, o tecnología doméstica sustentable (paneles solares, sistemas de biocombustibles).
Los incendios en California subrayan los retos que el cambio climático impone al sector asegurador, con impactos que también resuenan en México. Estos eventos han evidenciado la necesidad de ajustar estrategias mediante prevención, tecnología, alianzas con reaseguradoras e innovación en productos. En este contexto, HDI Seguros lidera con medidas como el uso de modelos predictivos avanzados, programas de alerta temprana y un compromiso firme con la sostenibilidad.
Además, han incorporado nuevas variables como el aumento de temperatura, patrones de precipitación y nivel del mar, para ajustar primas y tarifas que reflejen la nueva realidad climática. Estas coberturas están diseñadas para proteger no solo la vivienda, sino también todo lo que la hace única.
Desde la reparación de daños estructurales hasta resguardar tus bienes personales, son lagunas de las coberturas de protección del seguro de hogar. Además, cubre gastos extraordinarios, como el alquiler de una vivienda temporal, y hacemos frente en daños a terceros derivados del siniestro. Con opciones adicionales que incluyen la remoción de escombros y la protección de equipos especializados.
La experiencia de este desastre en California ofrece lecciones valiosas para el mercado mexicano, donde el incremento de siniestros naturales podría presionar las finanzas del sector. Sin embargo, con innovación y enfoque preventivo, es posible afrontar estos desafíos mientras se protegen los activos de los clientes y se contribuye a la resiliencia frente al cambio climático.